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  • Texto: Natalia Páez

El limonero asustado

Ese sábado previo al miércoles de ceniza, llegó el Tío José con un manojo de pápalo y un kilo de carnitas “al estilo Michoacán”, o por lo menos así las anunciaban, dejó la bolsa sobre la mesa y llamó a su esposa para almorzar, mientras ella deja la ropa percudida remojando en jabón, José salió al patio, buscando un limón de su árbol, al ver que no había un solo limón gritó enfurecido: “no das limones! mañana te voy a quitar de aquí, conseguiré una sierra para cortarte!”, esa mañana almorzó sin condimentar con limón.


Al día siguiente, José salió muy temprano para pedirle a su amigo “el compita” la sierra y de una vez por todas tirar ese limonero, afortunadamente para el árbol, “el compita” había prestado la sierra, José regresó a su casa y su mujer corrió eufórica a encontrarlo en medio del patio, gritando que había ocurrido un milagro, lo tomó del brazo y lo llevó frente al altar en el que rezaba todos los días. Frente al altar José vio la imagen del corazón de Jesús que brillaba cambiando de azul a rojo y de rojo al azul, se quedó sorprendido, ni siquiera pudo hablar, pero pensaba que de verdad era una señal divina. Sentía que le faltaba el aire, así que salió y se encontró al que hasta esa mañana era “su enemigo” el limonero que no daba limones, para su sorpresa el árbol estaba lleno de flores que se convertirían en limones, ya no tenía duda era un señal divina.


Llamó con un grito a su esposa, quien al escucharlo pensó que algo malo había pasado, “por eso la señal”, pensó, corrió hacia José, él le dijo: mira! tiene muchas flores, ¡ya va a dar limones! se asustó porque ayer lo regañé, le dije que ya lo iba a cortar, se miraron y sonrieron sorprendidos. Más tarde llegó su sobrina Mari, le contaron la historia del limonero regañado y el milagro del corazón de Jesús, ella fue al altar, pero encendió la luz y se dio cuenta de que el material del corazón era fluorescente, por eso el resplandor, no dijo nada, ellos eran felices con el milagro, además el limonero de un día para otro estaba lleno de flores, eso era como un milagro.


Ese fue el último año en que el limonero no tuvo limones, después de ese evento todos los años sin importar la estación o el clima se llena de jugosos limones sin semilla.


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