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  • Texto: Natalia Páez; Ilustración: Daniela Mancilla

Las Güeras

Salí temprano a comprar bolillos, un auto se detuvo y me preguntó por la barbacoa de Las Güeras, el conductor era un hombre, una mujer era copiloto, en la parte de atrás estaban sentados 3 niños y una señora mayor, quizá la suegra del conductor. Todos me miraron con atención, les señalé que debían seguir derecho, después de la curva encontrarían una pequeña calle, al final de la calle estaban Las güeras.


Las Güeras (que en realidad no eran rubias, solo de piel más clara que el resto de la comunidad) eran tres hermanas que habían acondicionado el patio de su casa con 4 mesas para vender barbacoa los fines de semana. El resto de la semana vendían en el mercado, era la barbacoa más famosa del pueblo. A los clientes frecuentes les regalaban el consomé y las tortillas de masa azul, recién hechas, a mano (sólo de recordar se me hace agua la boca).


Las Güeras eran la tercera generación, el abuelo de ellas había empezado el negocio de la barbacoa, luego su padre y ahora ellas, después probablemente sus hijos, aunque sólo una de ellas era madre de un adolescente con gafas, mal humorado, para el que era evidente el desagrado por atender a los clientes llevando salsa o limones a las mesas.


Este negocio les ha permitido construir una casa con 3 niveles y aunque su estilo era poco convencional, era grande y suponía un gasto considerable para su construcción, tenían 2 camionetas que utilizaban para transportar la carne y un perro pequeño que le hacía fiesta a todos los clientes.



Detrás de este negocio existían habladurías entre la gente del pueblo. Decían que una noche el abuelo Tiburcio llamó al diablo diciendo que quería hacer un pacto con él y que éste se le presentó en forma de borrego diciéndole que cavara un hoyo para preparar barbacoa y que encontraría un barril con centenarios. Después de cavar y encontrar el motín, preparó la barbacoa que empezó a vender al día siguiente. Cuentan que así empezó el negocio que después de 60 años continúa. Si realmente hizo un pacto con el diablo, si realmente le vendió su alma a cambio de su riqueza, ¿Será entonces que fue el diablo quien dejó la receta para preparar la mejor barbacoa?

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