- Texto: Laura Paez; Foto: L. Velázquez / Laura Páez
Chinampas
Hablar de Xochimilco me resulta particularmente complicado debido a mi relación personal con la región. Conocí las chinampas desde muy pequeña, crecí entre historias de apios y verdolagas. Conocí los canales cuando los embarcaderos y los paseos turísticos eran limitados; cuando el agua cristalina permitía observar a los peces nadar.
La agricultura chinampera ha sido una actividad que me ha sido familiar desde muy pequeña, imaginarán que saber que las Chinampas habían sido declaradas como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, me llené de orgullo, aunque siendo sincera, no entendía bien el alcance de aquella declaratoria, pero sabía que eran importantes para el mundo. Con los años y ya sumergida en el mundo de la gastronomía, comprendí su valor y eso despertó mi fascinación y ha sido una de las más grandes motivaciones relacionadas con el patrimonio gastronómico.
El sistema agrícola chinampero, desde el punto de vista histórico, económico y cultural, ha sido de suma importancia. Fue el principal factor de desarrollo de la región desde tiempos prehispánicos y todavía hasta hace algunos años, la zona agrícola chinampera de la CDMX, era capaz de abastecer de hortalizas a la Ciudad de México y por supuesto, los recursos que proporcionaba el lago, eran suficientes para cubrir las necesidades alimentarias de la región.
Actualmente sigue siendo uno de los sistemas agrícolas más efectivos que existen, tiene la capacidad de producir durante todo el año, debido a que no depende del temporal de lluvias y su porcentaje de germinación es de los más altos, sin embargo, la realidad actual de Xochimilco y sus chinampas, es en realidad distinta a la que yo conocí de pequeña.
Las chinampas dedicadas a actividades relacionadas con la producción de alimentos o plantas ornamentales, se han reducido de forma dramática. Todo esto como resultado de una serie acontecimientos económicos y sociales que orillaron a los productores a abandonar la actividad agrícola, en muchos casos, la mejor salida ha sido dar uso recreativo a sus chinampas, aunque actualmente la principal actividad de la zona es la turística.
Los productores chinamperos hacen un gran esfuerzo ante una realidad compleja. En los últimos años, una nueva generación de productores han unido esfuerzos, se han profesionalizado y se han adaptado a la sociedad contemporánea. También existen programas universitarios que buscan favorecer la actividad agrícola y la conservación ecológica, sin embargo, todos estos esfuerzos son insuficientes.
En tiempos recientes, algunos cocineros de la llamada "vanguardia culinaria" han puesto su interés en los productos que las chinampas ofrecen, lo que definitivamente ha sido muy positivo para los productores de la zona, les permite que puedan mantener su actividad y la productividad de sus chinampas.
Sin embargo, creo que la responsabilidad no podemos dejarla en manos de las grandes figuras de la gastronomía mexicana, por el contrario, creo que nosotros, todos, tenemos en nuestras manos la posibilidad de conservar nuestro patrimonio gastronómico consumiendo productos y variedades locales, sin que sea una moda o un interés pasajero, haciendo parte de nuestra alimentación cotidiana los cultivos de la chinampa.
En los meses recientes y a causa de la crisis por el Covid_19, han ganado notoriedad las redes locales de abasto de alimentos. Sin lugar a dudas, es un paso adelante para los productores de Xochimilco, porque se fomenta la producción chinampera. El gran reto es sostener esta demanda, de manera que la productividad de la zona agrícola pueda seguir creciendo. Pensemos que la agricultura chinampera es la piedra sobre la que se sostiene el equilibrio ecológico, agrícola, cultural y social de la zona.