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  • Natalia P.

El todo de un plato de verdolagas.

Algunas vivencias pueden generar dolor o alegría de tal modo que confunde nuestro mundo externo e interno, como si se tratase de un todo, en donde se desvanece el límite entre el yo y el otro. ¿Soy yo el que busca permanecer en el otro o es el otro que busca permanecer en mí?



En el cuento corto “La Migala”1 de Juan José Arreola escribe: “La noche memorable en que solté la migala en mi departamento y la vi correr como un cangrejo y ocultarse bajo un mueble, ha sido el principio de una vida indescriptible… Estremecido en mi soledad acorralado por el pequeño monstruo, recuerdo que en otro tiempo yo soñaba con Beatriz y en su compañía imposible”2


Arreola recurre al miedo para mitigar el dolor del desamor, pero pensemos en la idea contraria, mantener viva una presencia, una emoción, a través del recuerdo. Ariel tiene la sensación de estar de pie sobre el estómago de su madre, él era muy pequeño, recuerda que ella lo toma de la cintura, juega y ríe con él. Él piensa recordarla claramente, ella reía mucho y siempre era la primera voluntaria para ir a la tortillería llegada la hora de la comida, mientras esperaba el cambio de las monedas con las que había pagado, ponía sal sobre una tortilla, la enrollaba con mucho cuidado y la comía de regreso a casa. Ariel no reconoce sus recuerdos, de la imaginación y de lo que realmente sucedió, todo está en la misma línea, por eso no discrimina los pensamientos sobre su madre.


A la madre de Ariel le gustaba comer verdolagas, por eso él las come con frecuencia, piensa que el fantasma de su madre lo visita cada vez que las come y cuando lo hace no distingue entre el límite del aquí y el ahora, y el pasado cuando ella estaba. En la mesa están las tortillas calientes, el plato de verdolagas y los frijoles, Ariel empieza a comer y visualiza la escena, es un óleo en donde converge pasado y presente, la vida y la muerte; sin embargo parecen mezclarse los colores, se siente tan feliz, esa alegría supera lo corpóreo y ocupa todos los rincones de la casa, se ha difuminado el sentimiento humano y se ha incorporado con el todo del universo. Ariel piensa que no existe motivo para estar triste, ella está cada vez que come verdolagas.

1 Migala. Araña de hasta 20 cm que habita en América del Sur

2 Arreola, Juan José, La Migala, México, CDMX, Ed. La caja de cerillos

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