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  • Natalia P.

Los sabores del olvido

Es más fácil entender el mundo si se relaciona con objetos y experiencias de nuestro entorno, un referente concreto permite acercarse a cualquier tipo de abstracción, tal como sucede con la música, las notas al ser un ente abstracto pueden permitirnos evocar imágenes de momentos o lugares específicos.


Las emociones a pesar de tener un referente bioquímico no son algo que veamos emanar de las personas, pero podemos suponer la vivencia, a través de la empatía y de los fenómenos concretos a nuestro alrededor: “A pesar del tiempo transcurrido, ella podía recordar los sonidos, los olores; la mirada de Pedro sobre sus hombros…En ese momento comprendió perfectamente lo que debe sentir la masa de un buñuelo al entrar en contacto con el aceite hirviendo”[1]


El agua que bebía a su lado me parecía tan fresca, limpia, como si brotase del mismo manantial de donde había nacido alguna deidad griega, con cada sorbo de agua sentía beber su belleza, su risa, su voz, como si estar juntos me permitiese vivir. La primera vez que me miró sentí una descarga eléctrica y sus ojos me parecieron tan hermosos, tan llenos de color, como si un sol saliese en esa pequeña habitación, entendí el miedo de Tita, que del cuerpo le brotaran burbujas como a los buñuelos.


Mi paladar no recuerda los sabores que conocí a su lado, sin embargo los disfruto sin tenerlos presente, no recuerdo el sabor de la arúgula o de los calamares, pero me gustan; recuerdo el pan, las nueces, el vino y siento ser la espectadora de una pintura renacentista, en donde el principal elemento es la armonía, la perfección, la belleza.


En la pintura los personajes son inmutables, siempre hermosos y los alimentos placenteros; en mi recuerdo todo es perfecto, la luz, los colores, los sabores, su mirada, su sonrisa, aun cuando es algo inanimado. Miro la imagen y me siento cansada, sin aliento, creo que me roba la energía vital, es como agua derramada que cada mañana el sol empieza a evaporar.


[1]Esquivel. L. (1999), Como agua para chocolate, México, CDMX

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