- Laura Páez; Video: Realización M Studio; Foto:
Flores para Comer
Una de las maravillas de nuestro país, es la gran cantidad de recursos naturales usados para la alimentación humana. En lugares como en Morelos es habitual el consumo de colorines; en casi todo el país comemos flores de calabaza y tomamos té de manzanilla. Sin embargo, en la zona semi árida del estado de Hidalgo, entre cactáceas, espinas y matorrales secos, aparecen, como gotas de color, flores de distintos colores. Para ser extraídas, es necesaria una gran pericia y también hace falta tener la piel curtida, que resista el dolor en las manos a causa de las espinas.
Desde el corazón del maguey se alza hasta rozar el cielo el quiote, una especie de tallo grueso y pesado que lleva en la punta lo desde el suelo se aprecia como pequeñas ramas que dan sostén a los miles de flores con tonalidades ámbar, amarillo y naranja.
Las flores de maguey son un caso aparte, a la planta le toma cerca de 10 años lograr que su quiote puede alcanzar la madurez que permita la floración. El quiote llaga a medir aproximadamente seis metros de alto y retirarlo requiere de hacha y mucha fuerza física. Su centro tiene la textura de la caña de azúcar: es fibrosa, jugosa, con un sabor dulce. Las flores se consumen cuando aún son botón y se utiliza solamente los pistilos.
Todas las flores requieren de un cocinero experimentado que sepa “desflemarlas” adecuadamente. Se sabe que flores como la de Maguey o Garambullo tienen un alto contenido de minerales, lo que su sabor si no son cocinadas adecuadamente, puede ser desagradable.
Comer flores es una idea incluso hasta romántica. ¿A quién le gusta comer flores? ¿Qué tipo de flores comestibles hay en sus lugares de origen? ¿Cuéntennos!
Una vez más agradecemos a MOHUERT Distribuidora y Comercializadora de Insectos y Flores Comestibles por su amabilísima colaboración.