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  • Laura Páez; Foto: Ariel Ojeda. El Tianguis

Gastronomía para los niños mexicanos



La manera en que nos alimentamos, lo que disfrutamos, las formas en las que preferimos compartir y disfrutar. Lo que nos enseñaron siendo apenas niños pequeños. Pero también lo que con los años hemos incorporado, lo que anhelamos. La forma en que celebramos, el menú para Navidad, el de semana Santa y el de Día de Muertos.


Todo eso es parte de nuestra identidad, de lo que nos hace ser lo que somos, de lo que heredamos de nuestros padres; todo aquello está cargado de una serie de historias y significados que se vuelven una especie de árbol genealógico de nuestra cultura.


Esa cadena de cultura la recibimos incluso antes del nacimiento, se sabe que el gusto de un individuo empieza a construirse aun antes de nacer, en el vientre de materno.


¿Pero qué hemos hecho con todo aquello que recibimos? ¿Lo hemos cuidado, conservado? ¿Valoramos

suficientemente a personajes que le dan vida a los sabores que tanto nos gustan? Hablo de mujeres como Blanquita, la señora que vende quesadillas de martes a domingo; de hombres como Miguel Ángel, quien ha cuidado hasta el punto obsesivo la elaboración del mole que su padre le enseñó a preparar y quien lo hace diariamente desde hace más de 20 años; de mujeres como Cata, quien prepara los tamales y los vende afuera dela primaria cada mañana.


¿Qué le entregaremos a los niños de hoy para que construyan su identidad, su historia? ¿Qué les dejaremos para que se sientan mexicanos?


En el tianguis queremos darles a nuestros niños lo mejor de lo que somos, queremos dejarles nuestras panaderías, las taquerías, las fondas, las nieves de garrafa, el agua de tuba, las gorditas de nata, las flautas de barbacoa y los tacos de panza, quiero que conozcan el pulque y los gusanos de maguey; quisiera que conozcan golosinas como las velitas, los confites, los chocobesos, los borrachitos, los gaznates, los dulces de leche, la cajeta de Celaya en sus cajitas de madera, el membrillate, los chongos zamoranos, el dulce de camote, el zapote negro con jugo de naranja, las nieves de frutas naturales; que conozcan las charamuscas, las morelianas, que disfruten del pinole, la capirotada y de tantos sabores, tantos años de historia, de cultura puestos en un solo bocado, para que desde pequeños sepan que México también se saborea.


¿Ustedes qué quieren dejar a los niños mexicanos?


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