La comida: un depósito de memoria

El Tianguis es un espacio que nos permite (a ustedes y a nosotros) permanecer conectados, a pesar de las distancias, latitudes o diferencias culturales. Con gran alegría, comparto con ustedes el testimonio de un hombre situado en Cataluña, España, para quien la comida mexicana tiene un significado propio. La comida mexicana lo vincula a una experiencia amorosa que ha marcado su vida para siempre. Más aún y siendo más específicos, es el sabor del chile habanero, lo remite al primer contacto con aquella sensación abrumadora que saturó su paladar al primer contacto, al mismo tiempo que el amor por aquella cocinera mexicana, saturó su vida. Así también nos cuenta la particularidad del significado que para él tienen los "molletes" (aquellos panes cortados por la mitad, cubiertos de frijoles y queso gratinado). Para esta pareja bicultural, esta sencilla preparación significa la declaración de paz después de algún desencuentro, incluso con algunos efectos afrodisiacos.

El testimonio anterior, me permite reflexionar sobre la función que los alimentos, pueden llegar a tener sobre la memoria. Funcionan como detonadores de recuerdos, como depósitos para la memoria, pero también como precursores de emociones.

Nuestro amigo catalán, no nos cuenta si su relación con aquella cocinera mexicana sigue vigente, pero lo que si queda claro, es que para él, la comida mexicana, con sus particularidades, lo llenan de recuerdos y emociones. La comida mexicana quedará ligada, quizá de manera permanente, a aquella experiencia amorosa.

Así como aquella experiencia, todos hemos ligado sabores a vivencias, hemos depositado en algún alimento, el recuerdo de alguna experiencia significativa. Los sabores tienen la capacidad de desatar un torrente que fluye desde la memoria: el recuerdo de la madre, de los hijos, de la infancia, del primer amor o del último, de unas vacaciones, de la sierra o de la playa, de los tiempos universitarios... ¡en fin!

Existen tantos recuerdos como sabores, ustedes ¿Qué piensan?